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En ocasiones me ofrecen dulces

Hace unas semanas, mi hija salía del colegio con una enorme gominola en forma de cara de Minnie Mouse, más grande que su mano, que se la había regalado un compañero (más bien, sus padres, porque parece que somos mejores padres mientras más grandes son las chucherías con las que “compramos” a nuestros hijos). Tenía preparada en casa su merienda, y yo siempre trato que sea lo más saludable posible pero, ¿cómo le explico a mi hija que esa chuchería que le han regalado en el colegio no es lo mejor para ella, si viene con una de sus muñecas preferidas y además se lo han dado en el cole? De esta reflexión que colgaba en las redes sociales surgió este post, para lo que me puse en contacto con mis colegas, Melissa Gómez (@nutrikids) y Victoria Fagundez (Vik_Fagundez) para que entre las tres intentáramos transmitir nuestra visión de este problema que cada vez es mayor: EL AMBIENTE OBESOGÉNICO QUE NOS RODEA.

CHUCHE

No sé hasta qué punto somos conscientes del bombardeo continuo de mensajes que recibimos a lo largo del día y de lo difícil que nos lo pone la sociedad en la que vivimos si queremos llevar una vida de lo más saludable posible. Si hay dos frases que detesto son:

  1. “Hay que comer de todo”.

No hay que comer de todo, porque comer de todo también incluye comer galletas,  comer bollería, comer alimentos refinados o comer toda la “fantástica” gama de productos (no alimentos) que se nos ofrece en un supermercado, y

  1. “Una vez al año no hace daño” o “Total, por una vez no pasa nada”.

Estas frases podrían ser ciertas si se tomasen tal cual (es decir, una vez al año de verdad), pero sabemos que una vez al año es engañarnos a nosotros mismos. Hoy es “una vez” dulce, mañana “una vez”  refresco, pasado “una vez” dulce porque es un cumpleaños, el sábado “una vez”  cerveza porque estoy harto de trabajar y me lo merezco, el domingo “una vez” porque para un día que salgo, y así un largo etcétera que seguramente reconocemos y que invalida el valor de la frase.

¿A qué llamamos ambiente obesogénico?

Según Victoria Fagúndez, Dietista-Nutricionista, el ambiente obesogénico hace referencia a los “actores del entorno de las personas que contribuyen en cierta manera, a llevar un estilo de vida u otro y que pueden influir en el aumento de las tasas de obesidad. El sedentarismo y una mala alimentación hace que a ella le guste llamarlo “ambiente de la comodidad”. Para Melisa, también Dietista-Nutricionista y especializada en nutrición infantil, el problema va más allá y, además de los mensajes que se transmiten a diario por los medios de comunicación, que sin duda buscan el deseo de comer, piensa que “la sociedad también ejerce determinadas presiones que nos invitan a comer, en muchas ocasiones de más, contribuyendo a que vivamos inmersos en una cultura que promueve el sobrepeso.”

Para mí el ambiente obesogénico es un bombardeo de factores que confunden a nuestra mente, poniéndonos muy difícil a veces llevar a cabo la buena intención de ser saludables, desde el colegio a las tiendas, a los mensajes publicitarios, a la forma de expresarse de personas de referencia, al ejemplo que vemos en las personas que nos rodean, a los títulos de los libros, a frases de canciones, y un largo etcétera del que pocos pueden (o podemos) salvarse…

¿Están los niños también inmersos en un ambiente obesogénico?

Cada día vemos menos niños jugando en un parque y más delante de un ordenador, móvil o tablet, solos, sentados y moviendo únicamente los dedos y los ojos. A esto le debemos sumar las horas que pasan sentados en el aula, el tiempo de los deberes y de las actividades extraescolares, según nos comenta Victoria Fagúndez. Los horarios y el entorno hacen que siempre vayamos con prisa a todas partes y nos plantea estas preguntas: ¿Cuántos niños van caminando al colegio cada día y cuántos van en coche o en transporte público al que acceden a pocos pasos de sus casas?

Sin darnos cuenta estamos educando niños sedentarios, que le dan poco valor a una manzana o que prefieren estar frente a la caja tonta antes que salir a jugar con sus amigos (¿amigos?, ¿ésos no son los de los juegos de la Play o de la Nintendo?) que serán la sociedad del futuro. ¿Es eso lo que queremos? ¿Una sociedad antisocial, estática y enferma? Porque entre todos es lo que estamos consiguiendo… Y, por suerte o no, no creo que nosotros lo veamos, pero os aseguro que seguir por este camino nos conducirá a ello.

¿Fomentan los amigos y familiares este ambiente?

Según palabras de Melisa, “cuando alguien dice que quiere cuidar su alimentación, inmediatamente es juzgado y animado a abandonar su propósito. En la nutrición infantil se ve mucho cuando alguna madre lleva frutas como merienda a alguna reunión y recibe comentarios como “pobre tu peque que no le das un cruasán de chocolate con lo bueno que están”. Esto muchas veces motiva a las madres a dejar de lado su propósito de mantener buenos hábitos en eventos sociales.”

Incluso ha podido constatarlo cuando anima a las familias a dejar de consumir bebidas chocolatadas a diario y recibe frases del tipo “es que así se ha hecho siempre y no me parece que sea problema ninguno”. Es más sencillo ceder a la presión y “hacer lo que todos hacen” que ir en contra de la corriente y promover el cambio. Pero esta acción viene con un precio muy alto que es el de enfrentarnos a la terrible noticia de que, por primera vez, nuestros hijos posiblemente vivirán vidas más cortas que sus padres.

¿Hasta dónde llega esta influencia y bombardeo de mensajes sobre nuestra alimentación?

La televisión, la radio, las redes sociales y la constante publicidad hace que estemos todo el día recibiendo estímulos obesogénicos. Tal vez no seamos conscientes de la cantidad de mensajes que recibimos durante el día y que, a primera vista pasan desapercibidos, pero te puedo garantizar que en tu cerebro no pasan por alto. La publicidad, cuando no funciona, desaparece. Por tanto, si vemos un anuncio muchas veces es porque su anunciante está consiguiendo su objetivo: vender. A continuación, detallo en esta imagen la cantidad de mensajes que recibió mi hija a través de la radio, televisión, carteles publicitarios y personas conocidas (abuelos, amigos, compañeros, etc.) el pasado 5 de Abril.

5 Abril Nora

Para la dietista-nutricionista Fagúndez, “encontramos saturación de información y estímulos relacionados con comida insana dirigida a niños a cada paso que damos: marquesinas de autobuses promocionando patatas fritas, estaciones de metro empapeladas con galletas cargadas de azúcares, carteles publicitarios anunciando eventos deportivos patrocinados por la industria de bebidas azucaradas, imágenes de deportistas de éxito consumiendo postres lácteos con su correspondiente exceso de azúcar y de grasas; establecimientos de fast-food publicitando su correspondiente relleno de bebidas cuantas veces se quiera incluido en el precio y sus “cajitas felices” con sus hamburguesas y sus juguetes de regalo, los formatos ahorro, y un largo etcétera.” Aquí te muestro un ejemplo:

Vick_Anuncio publicitario en el andén de metro de madrid

Mensajes directos que puede recibir un niño a lo largo del día

La industria alimentaria, con su publicidad, transmite mensajes directos, atractivos e irresistibles, pero nuestras acciones y muchos mensajes que damos a los niños también están en la misma línea. En la imagen puedes ver mensajes que transmitimos diariamente.

Niño y mensajes

¿Qué podemos hacer para mejorar este ambiente que rodea a nuestros hijos (y a nosotros mismos)?

Victoria Fagúndez nos da algunos consejos:

  1. Romper con el hábito de dar de desayunar leche con “Cacao” (o mejor dicho, azúcar color chocolate) y sus cereales de desayuno.
  2. Dejar de meter palmeritas y otros dulces de esta clase para el recreo.
  3. No premiar a la salida del colegio con más dulces o zumos industriales.
  4. Romper con el pensamiento “por una vez no pasa nada”.
  5. No ofrecer a nuestros hijos alimentos superfluos.

Por otro lado Melisa nos propone romper igualmente con algunos estereotipos que tenemos implantados y optar por opciones más saludables como alternativas para el desayuno y la merienda:

  1. Realiza una compra informada y consciente: Comprar después de comer, y con una planificación bien hecha.
  2. Evita comprar productos de pobre calidad nutricional. El producto que no se vende se retira del mercado.
  3. Sé agente de cambio y cuando acudas a reuniones, aporta una rica ensalada o frutas para el postre.
  4. Antes de ceder a un antojo, pregúntate si realmente tienes hambre y si puedes sustituirlo por una opción más saludable.
  5. Utilizar leche entera de vaca sin endulzantes ni chocolate o yogur natural. Antes de que nos comenten que “así es la única forma posible de que tomen leche los peques” les diría que prefiero que tomen agua con el desayuno y ya nos ocuparemos de ofrecer lácteos en otra comida o de buscar fuentes alternativas de calcio y proteínas.
  6. Tostadas, tortitas o barritas de avena hechas en casa según el tiempo del que dispongamos: en 5 min. alistamos unas tostadas con tomate y aceite o con aguacate o con humus y pepino.
  7. En lugar de cereales azucarados, anímate a probar otros alimentos: quinoa, semillas de chía o avena con leche o bebida vegetal + frutas,  mijo o amaranto hinchado son algunas opciones.
  8. Deja que el toque dulce lo aporte la fruta.
  9. Para las meriendas:

– No habrá mejor opción que ofrecer a tu peque una merienda con fruta: además de fáciles de preparar serán mucho mejores que una galleta o bollería. No siempre tendrán que ir enteras, pueden utilizarse para preparar helados, purés, postres como manzana al horno, entre otros.

– Atrévete a incluir vegetales como en la imagen 😉

– Evita los zumos procesados y prepara un rico #refrescocasero

DesayunosRefresco casero

 

Después de un trabajo de observación a lo largo de varias semanas, hemos recopilado 15 factores obesogénicos que nos encontramos a nuestro alrededor.

Existen muchos elementos en nuestra sociedad que utilizamos a diario y son promotores obesogénicos. No nos damos cuenta. Los tenemos interiorizados y los denominamos como “adelantos” o “comodidades” de la sociedad, y precisamente producen ese efecto, que nos acomodemos y entramos en una dinámica más sedentaria. A continuación, voy a enumerar algunos elementos de la sociedad que fomentan el sedentarismo y hábitos de vida no saludable.

  1. El ascensor o las escaleras mecánicas.

Cuando entras en un centro comercial, en el metro o en algún edificio, en la mayoría de los casos te encuentras fácilmente con el ascensor o las escaleras mecánicas. Con esta medida se trata de facilitar el acceso hacia las zonas de compra sin dificultad. En algunos casos, es realmente difícil encontrar la escalera. Parece como si no quisieran que sepamos que existen!

Alternativa: Cuando entres en un edificio o centro comercial busca siempre la escalera o escalera de emergencia, y sube o baja por ella. Estarás realizando actividad física. Además en caso de emergencia, serás de los pocos que sabes cómo evacuar el edificio rápidamente. Si no tienes otra opción que tomar las escaleras mecánicas aprovecha y sube o baja andando.

  1. El coche u otros medios de transporte motorizados.

No sé si os habéis dado cuenta, pero me llama mucho la atención ver la puerta de los colegios llena de coches con los padres recogiendo o dejando a sus hijos. Si tenemos coche, lo utilizamos hasta para tirar la basura, y no exagero. ¿A que te has encontrado en alguna ocasión a tu vecino, amigo, familiar o desconocido con la bolsa de basura colgada del espejo retrovisor?

Alternativa: Deja el coche bien aparcado y pasea. Lleva a tus hijos andando o en bicicleta (las ciudades cada día están más adaptadas). Si cuando vas a comprar, la compra es pequeña puedes ir caminando con ella y si la compra es mayor, puedes utilizar un carro de la compra. Por muy retirado que vivas del contenedor de residuos, no hay más de 100-150 metros desde tu casa. Es muy triste ir en coche por mucha prisa que tengas. No intentes aparcar en la misma puerta de tu destino. Deja el coche más retirado y pasea. ¿Llegas tarde? La planificación es muy importante y salir antes de casa te permitirá el paseo que te propongo.

  1. El “Todo incluido” en los hoteles y viajes.

Llevas todo el año trabajando o estudiando, con miles de problemas. Llegan las vacaciones y quieres desconectar y optas por una opción de hotel en régimen de “todo incluido”, es decir, todo el día tumbado y sólo te levantas para comer. ¿De verdad desconectas? También visitas ciudades y lo haces en el típico “bus city tour” y en un día tienes vista la ciudad (una menos!) mientras vas comiendo dentro del autobús.

Alternativa: Te propongo viajes activos, escapadas saludables, “patearse” las ciudades, buscar bares y restaurantes típicos de la zona, descubrir los rincones escondidos de cada sitio. Con estas acciones estarás más activo y conocerás mejor los lugares que visites, además de hacer viajes más originales y únicos (porque serán los tuyos).

  1. El concepto “fast food”.

Ya el concepto me parece horrible: “comida rápida” y a otra cosa, como si fuésemos a salvar el mundo un rato después. Y peor me parecen las ofertas “por 1€ más, bebida y patatas grandes”. ¿Para qué? ¿Para sentirte más lleno? ¿Para decir delante de tus amigos que tú puedes con más cantidad? Yo no sé tú, pero yo no veo ningún beneficio.

Alternativa: Primero no me parece necesario acudir a estos establecimientos y ante la pregunta de mayor consumo por 1€ es tan fácil como denegar la propuesta. ¿No has decidido y pensado ya lo que ibas a comer? Pues eso, que nadie te convenza de otra cosa. Y no te puedo proponer que en estos establecimientos optes por opciones más saludables porque no las vas a encontrar. Nooo, la ensalada no es la opción más saludable. Es más, “opción saludable” y “fast food” no pueden estar en la misma frase.

  1. El formato de los productos en supermercados.

Los formatos “ahorro” o “familiares” producen precisamente el efecto contrario: que comas y consumas más.

Alternativa: Intenta comprar en lugares que puedas llevarte la menor cantidad posible (un yogur, una manzana o comida al peso), pudiendo así comprar lo que necesitas y no más. Si no tienes más elección que optar por estos formatos ahorro, intenta dividirlos y congelarlos. Y trata siempre de planificar bien las comidas antes de ir a comprar.

  1. Los productos light.

Light significa más ligero. Es decir, que deben tener al menos 30 % menos de calorías que el mismo producto que no sea light. Por un lado, estos productos no son de calidad nutricional puesto que si les quitan azúcar normalmente llevan más grasa (y viceversa) para que sigan estando ricos y los compremos. Y por otro lado, al ser light provocan que sintamos que podemos comer más cantidad (bien de ese mismo producto o de cualquier otro, porque “como me lo he comido light”…). Conclusión: al final el efecto es consumir más cantidad de un producto que no debería formar parte de nuestra alimentación habitual, porque, ¿alguna vez has buscado un kiwi light? Solemos buscar cosas light cuando consideramos que no son muy sanos, verdad?

Alternativa: trata de no consumir alimentos light, ni sus homólogos calóricos. Y si lo haces de forma ocasional, elige los últimos.

  1. Estrategias de restauración para atraer clientes.

No sé si habréis visto o estado alguna vez en algún restaurante donde todos los platos son gigantes (había una cadena hace unos años donde hasta el lápiz de firmar la cuenta era enorme) o en sitios donde te animan a comer exageradas cantidades de comida, premiándote con no pagar si eres capaz de comértelo todo…

Alternativa: elige sitios donde las raciones y tamaños sean más adecuados y en los que puedas elegir de forma saludable.

  1. La TV, los videojuegos y las compras por internet.

La televisión y los videojuegos provocan que pasemos muchas horas parados y sentados y en muchas ocasiones comiendo. ¿Sabes que en época de grandes eventos como mundiales u olimpiadas se incrementa el consumo de aperitivos? Por otro lado, comprar por internet hace que pasemos bastante tiempo buscando el producto a comprar y después sólo tienes que esperar sentado a que te lo traigan a casa.

Alternativa: Predetermina un horario y un tiempo de televisión o videojuegos y respétalo. Las compras por internet puedes hacerlas, por supuesto, pero te propongo que primero pasees y busques por las tiendas aquello que necesitas para ti o para regalar.

  1. Fecha de caducidad próxima.

Una fecha de caducidad cercana hace que consumamos mucho más por el miedo a que caduquen. Si le unimos el formato de los productos que comentábamos en el punto 5, hace que estemos ante una ingesta bastante mayor a diario.

Alternativa: usa formatos pequeños y con fechas de caducidad más tardías (excepto los alimentos frescos). Ante una fecha de consumo preferente, no tengas miedo, bajará la calidad del producto, pero no afectará a tu salud. Si ves que te va a sobrar, congela. Y si te planificas bien, no tendrás necesidad de estar tan pendiente de las fechas de caducidad.

  1. Mesas y sillas en colegios y trabajos.

Los colegios y centros de formación o de trabajo están diseñados para que te lleves toda la jornada sentado y con descansos para comer (recreo en el caso de colegios).

Alternativa: Practica deporte, acude andando al resto de tareas que tengas que realizar y muévete.

  1. El ejemplo de amigos y familiares.

Si tus amigos y familiares tienen malos hábitos alimentarios y son muy sedentarios va a provocar que tú puedas contagiarte fácilmente. Es conocido como efecto dominó, y como para colmo el resto de la sociedad no ayuda, como estamos viendo, pues nos encontraremos en una tesitura bastante compleja.

Alternativa: Intenta con tus hábitos producir el efecto contrario. Si te alimentas bien y practicas deporte, te encontrarás mejor, mantendrás tu peso y tendrás más vitalidad. Quién te rodea te verá bien y es posible que tú seas el modelo a seguir. Pero no insistas ni provoques, producirás el efecto contrario y presionarás. Sigue en tu línea y deja que surja solo.

  1. Cumpleaños y fiestas.

En cumpleaños y fiestas, la ofertas de alimentos innecesarios es amplia y es difícil resistir la tentación que te provocan y la incitación de amigos y familiares.

Alternativa: Cúrratelo y aporta alimentos saludables, preparaciones originales y apetecibles. Mezcla colores y sabores y aporta ensaladas u otras opciones hechas por ti. Sorprenderás.

  1. Precio económico de alimentos superfluos.

El hecho que una bolsa de croissants cueste más barato que unos plátanos, hace que optemos por opciones menos saludables. Tal vez, el Gobierno, podría poner más de su parte y ayudar a la población pero ese es otro tema.

Alternativa: Consume productos de temporada y de producción cercana. Este hecho abaratará sus precios y el impacto medioambiental.

  1. El poder de asociacionismo

¿Cuántos productos destinados a niños llevan algún sello de asociaciones o sociedades científicas que, a pesar de decir ellas mismas que no lo avalan, están en primera página del envase? Esos sellos que sólo confunden a las madres y padres y promueven el consumo de dichos productos, con la intención de parecer más sanos al estar “avalados”…

Alternativa: Trata de no fiarte de etiquetas y mensajes saludables en productos… Jamás encontrarás un mensaje de “Rico en omega 3” en una rodaja de salmón.

  1. Frases lapidarias.

Utilizar muchas frases que utilizamos y que dirigimos a nuestros hijos hace que sin darnos cuenta los estemos educando en un entorno más sedentario. “Para un rato”, “estate quieto”, “no te quiero verte mover en toda la tarde” y “mañana empiezo” son algunos ejemplos.

Alternativas: Construye frases siempre en positivo. Los niños necesitan correr, saltar, jugar, etc. Dales libertad, sobre todo de movimiento.

Estos son algunos ejemplos, pero podrás observar muchos más. Si quieres puedes dejarnos alguno en los comentarios, eso sí, tal como hemos hecho nosotros, te invitamos a que nos des también la alternativa para contrarrestar este factor obesogénico.

Y ahora, ya puedes levantarte de la silla, apagar el ordenador y salir a dar un paseo mientras te comes unas fresas.

 

Griselda Herrero

Alimenta tu felicidad

9 comentarios en “En ocasiones me ofrecen dulces

  1. Magnífico post!

  2. Wow que articulo tan interesante! Lo lei hasta el final y comparto todo lo descrito. Tengo un bebe de 1 año y poco mas, cuido su alimentacion desde los 6 meses, no dire que lo estoy haciemdo perfecto, pero me esfuerzo por preparar todos los dias la comida en casa, incluyendo futas y verduras todos los dias. Pero me da terror imaginarme cuando crezca y acuda al kinder y se tope con otros habitos alimentacios de sus compañeritos. No estoy preparada para eso. Me parecio muy acertado el punto donde dices que podemos ser un modelo a seguir para los familiares. Mi hijo a su edad es super sano casi ni se enferma y tiene una vitalidad enorme! .

    1. Muchas gracias Ekiza, nos alegra que te haya gustado. Es una pena que sean tantos mensajes, pero con el esfeurzo y trabajo de todos conseguiremos que calen menos o incluso que desaparezcan… con el tiempo!
      Un abrazo para ti y otro para tu pequeño.

  3. Hacía tiempo que no leíamos un artículo tan tan interesante….. Lo compartiremos seguro. Gracias!!

    1. Muchas gracias! Nos alegra que os haya gustado. Un saludo!

  4. Me ha encantado el artículo y voy a procurar que lo lea toda la gente que me sea posible. No sólo se trata de algo educativo, es que a día de hoy me parece esencial el poder pararse a pensar si todo lo que nos explota en la cara en forma de publicidad es realmente necesario.
    ¡Súper interesante y necesario!

    1. Muchas gracias Marta. La verdad es que muchas veces no somos conscientes de las influencias que tenemos a nuestro alrededor…
      Un abrazo!

  5. Estoy cambiando mi forma de comer. Primero por perder peso, pero también por salud. No me había dado cuenta de todas estas influencias que nos rodean, y es verdad que es muy dificil cambiar. Unas cosas en las que más lo he notado ha sido en lo de las fiestas. Es muy dificil salir y decir que no quieres beber alcohol, la gente te atosiga a preguntas de porque no quieres, si te pasa algo, que por una no pasa nada… la verdad es que me molesta mucho. Aparte de que en una fiesta si no te llevas tú algún snack saludable olvídate de comer nada, y beber casi tampoco se puede aparte de agua 🙁
    Si para mi está siendo difícil que estoy bastante concienciada y soy adulta, no quiero pensar lo prácticamente imposible que es para un niño rechazar un alimento insano pero apetecible, por mucho que tú se lo enseñes, cuando todo el resto del mundo dice que no pasa nada. Es muy triste.

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