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Carta abierta a los medios de comunicación

Hace tiempo que quería escribir este post, y tras el “incidente” de Juan Revenga del pasado domingo en Onda Cero, me he decidido a dedicar unos minutos a ello. Esto no deja de ser una CARTA ABIERTA A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:

Medios_de_comunicación

Queridos Medios de Comunicación:

Con gran pesar os escribo estas palabras de decepción, aunque con la intención de que os sirvan para recapacitar sobre la actitud que mostráis ante los profesionales cualificados y la responsabilidad que tenéis ante la población.

Muchos profesionales accedemos gratuitamente a colaborar con vosotros con el único objetivo de hacer llegar mensajes fiables y seguros a la población, haciendo uso del gran alcance mediático de que disponen los medios. Tiempo, esfuerzo y muchas veces dinero que invertimos sólo para promover una mejor salud y desmentir las magufadas (palabra que procede de MAG, magia, y UFO, OVNI en inglés) que muchos se encargan de propagar. Y en el hecho de darnos la opción de llegar a un público amplio, sea o no de forma altruista, os doy las gracias.

Sin embargo, no puedo dejar de deciros lo decepcionada que me siento con la actitud de muchos grandes profesionales de radio, prensa y televisión, que lejos de apoyarnos en esta labor, defienden y dan cabida a la pseudociencia, fomentando los cientos de mitos y falsedades que luego tenemos que encargarnos (con gran trabajo) de desmentir. He llegado a escuchar cosas como “este señor, que es experto en XX (profesión no reglada), también tiene derecho a expresar su opinión”, y otras cosas mucho peores en las que el/la periodista expresaba abiertamente estar a favor…. Cierto es que tiene derecho a expresar su opinión (el señor experto). Pero que lo haga en su casa o con sus amigos. Me resulta vergonzoso que se le ceda un espacio (mucho más si es en un medio público, que pagamos todos) para defender cosas como las dietas detox para desintoxicarse, los súperalimentos o adelgazar con la energía o las flores de Bach. Dar eco desde los medios de comunicación a estas pseudociencias, y más aún que los periodistas defiendan estos aspectos, me resulta cuanto menos una falta de responsabilidad y de profesionalidad. Los profesionales (los que tenemos estudios reglados) no somos quienes tenemos que demostrar que lo somos frente a los vende humos que prometen remedios fáciles, mágicos y rápidos para problemas de salud. No nos engañemos. No nos engañéis. No participéis del engaño. La magia no existe. Para lograr objetivos y cambios hay que trabajar mucho, y quien te diga que es fácil, te está mintiendo.

Los periodistas están para informar y transmitir la información veraz y con una base científica y sólida, independiente de su opinión (para eso están las cartas al director, las cuentas personales de redes sociales y otros medios). ¿Es que no os dais cuenta que haciendo esto estáis jugando con los sentimientos, las emociones y la autoestima de las personas? La gente que os escucha, se cree lo que decís y lo hace… y luego fracasa una y otra vez… y luego dejan de intentarlo, o lo intentan con la predisposición al fracaso y con la autoestima por los suelos. Esto no es periodismo. Esto es jugar con las personas y hacer un flaco favor a los profesionales de la salud que luchamos cada día por una mejor calidad de vida para la población. Desde la ciencia. Desde la evidencia.

Y lo cuento por propia experiencia, porque ya he tropezado con la piedra más de una vez y me he sentido utilizada y avergonzada de participar en ciertos lugares. Decepcionada y muy enfadada. Así que, dados estos antecedentes, quiero dejar constancia de mi postura. A partir de ahora,

  • No estoy dispuesta a colaborar en ningún medio que utilice mi nombre y mi discurso para defender productos, dietas, mitos o cualquier otra chorrada sin evidencia científica y que atente contra la salud (física o emocional) de la población.
    Y así lo hice constar en LEVÁNTATE Y CÁRDENAS, cuando utilizaron frases cortadas de una entrevista que me grabaron sobre la Ganoderma para decir que “posee beneficios como…” cuando yo había dicho “aunque muchos autores dicen que posee beneficios como… en realidad no existe evidencia científica de ello”. Y todo porque casualmente les patrocinaba un producto elaborado con Ganoderma! Así que llamé y les hice rectificar, aunque el daño ya estaba hecho. Con mi trabajo no. Con mi nombre no.
  • No estoy dispuesta a intervenir en ningún programa en el que haya individuos que, hablando de la misma temática de la que me hayan invitado, se basen en pseudociencia o cualquier estupidez que vaya en contra de la salud pública y el bienestar físico y emocional de la sociedad. Así como en aquéllos donde, intercalando mis intervenciones o las de otros profesionales, publiciten productos o técnicas sin base científica (cavitación para adelgazar, pastillas o cualquier otro producto milagro). Y esto también me ha ocurrido…
  • Estoy dispuesta a participar con cualquier medio de comunicación para difundir conocimiento y promover la salud desde una perspectiva profesional y con evidencia, siempre que se me indique previamente quién va a participar en el mismo espacio hablando sobre el mismo tema.

Para terminar, queridos medios de comunicación, sólo pediros que reflexionéis sobre esto, el que pueda y quiera. La influencia mediática que ejerce la radio o la televisión, sobre todo ciertos programas, es tal que para los que trabajamos fuera de ellos nos resulta un sobre esfuerzo tener que estar explicando y refutando todas y cada una de las barbaridades que se escuchan, muchas veces de los propios presentadores. Y considero que esa no es mi función. Por ello os estaría (y creo que hablo por muchos) enormemente agradecida si nos pudiérais echar un cable en pro de la salud (de la de verdad, no de la salud magufa).

Gracias!

Griselda Herrero Martín

Alimenta tu felicidad

2 comentarios en “Carta abierta a los medios de comunicación

  1. Buenas Griselda y millones de gracias por tu post… era muy necesario y todos en este mundillo hemos tenido la necesidad de escribir algo en este sentido ante la desvergüenza con la que se opera en ciertos (todos?) medios de comunicación.

    No obstante, déjame que me posicione y argumente que si bien el ejercicio de una profesión, entre ellas la nuestra, ha de estar regulado y circunscrito a los profesionales que académicamente tienen una titulación concreta, a la hora de «opinar» no considero la necesidad de ser tan estrictos. Me explico, recientemente vengo de publicar una respuesta en los comentarios del post que enlazas y que ha dado pie para tu artículo. Lo copio pego tal cual para que cada uno saque las conclusiones que le parezca, dice así en respuesta a tres lectores del post http://juanrevenga.com/2016/07/superalimentos-y-mas-cosas-en-el-programa-te-doy-mi-palabra-de-isabel-gemio/:

    Hola kerstin, ev y Juan Antonio,

    Muchas gracias a los tres por vuestras aportaciones con las que me he visto reconocido en distintos momentos de mi vida.

    En un principio estuve más alineado con Juan Antonio, lo reconozco, y en este sentido defendí a capa y espada la necesidad de estar titulado en una disciplina concreta, ya no solo para ejercer sino también para opinar sobre la misma. Sin embargo, el paso de los años y la experiencia me han hecho cambiar de opinión. Así, si bien sigo convencido que para ejercer debería exigirse un título que le habilite a uno para ello dentro de un colectivo formalmente reconocido (en nuestro ámbito los conocidos como Colegios y en otros países las Asociaciones profesionales), soy de la opinión que para divulgar, es decir, para opinar de forma pública no debería existir tal obligatoriedad. Todo el mundo tiene el derecho de expresar su opinión sobre un tema del que no tiene porque formar parte de un colectivo profesional y, los receptores del mensaje, ser capaces de poner en valor tanto esas opiniones como los argumentos que la respaldan.

    Ahora bien, el problema en este caso se plantea cuando esas opiniones más allá de un blog personal o un libro se expresan en un medio público, en una plataforma que de alguna forma (formal o tácita) ampara o avala esas opiniones. Ese, y no otro, es el problema.

    A día de hoy estoy encantado con que personas en principio académicamente al margen de la nutrición expresen su opinión y lo hagan de la forma que suelen en hacerlo. Me refiero por ejemplo ya no solo a Luis Jiménez que ha salido mencionado varias veces, si no también a José Manuel López Nicolás a José Miguel Mulet o a tantos otros que con “solo” la ciencia como elemento arrojadizo ponen en tela de juicio múltiples cuestiones en el terreno alimenticio. Eso es intrínsecamente positivo ya que lo “único” que se persigue es poner en valor la razón (en el sentido más amplio de la palabra), algo de lo que nuestra sociedad está en un claro déficit. Como digo esto es tan positivo como negativo es que personas formadas en la disciplina que nos ocupa (dietistas-nutricionistas incluidos) se dediquen a divulgar o promocionar sandeces complacientes en un blog, en un libro o en los medios de comunicación… que los hay.

    En resumen: hacen falta más espíritu crítico y más ciencia, al tiempo que nos sobra tanto gurú y tanto Dr. Aprovechategui, sea cual sea su formación.

    Un cordial saludo a los tres.

    Lo dicho Griselda, muchas gracias por tu apoyo y esperemos que a raíz de estas acciones algo empiece a cambiar al menos en lo que refiere a los medios de comunicación, no sé si todos pero al menos en los más importantes. Besos

    1. Juan, gracias por tu comentario, siempre tan esclarecedor. La libertad de opinión es un derecho (incluso podría decir una obligación), independientemente del título académico que uno tenga. Es más, hay muchas personas que, sin titulación explícita sobre nutrición (en este caso), tienen un mejor y más contrastado conocimiento que muchos titulados… Sin embargo, como bien dices, lo peligroso es arrojar información incorrecta, irreal y falsa, y más aún, permitir que se haga en un medio de comunicación, sobre todo los que se consideran «serios» (= fiables, para la población).
      Un abrazo y a seguir trabajando por una divulgación de calidad. Cada granito de arena cuenta, y poco a poco iremos construyendo la duna…

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